Farmacéuticos recorren el cauce del barranco Guiniguada y conocen sus secretos

Farmacéuticos recorren el cauce del barranco Guiniguada y conocen sus secretos

Una veintena  de colegiados y familiares recorrieron el cauce del barranco Guiniguada, en Las Palmas de Gran Canaria, dentro de las actividades de ocio que el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Las Palmas realiza periódicamente. La ruta, no solo sirvió para hacer algo de ejercicio, también para estrechar lazos entre compañeros. En total, cerca de diez kilómetros que se recorrieron en menos de tres horas.

A las 10:00 horas del sábado 28 de octubre, tal y como estaba previsto, un grupo farmacéuticos acompañados por algunos familiares, comenzaron a caminar desde El Pambaso con destino al barrio de El Zardo, en donde se esperaba llegar sobre las 13:15 horas para comer en el popular restaurante Josefina.

Antes de dar los primeros pasos, la persona que actuaba como guía hizo un pequeño resumen de la historia del barranco y de los lugares por los que se pasaría y qué se podría ver, tanto desde el punto de vista geográfico como geológico.

Se recordó que el nombre Guiniguada parece tener origen aborigen. Los escritos más antiguos recogen Geniguada, Jinaguada o Gueniguada como nombre del mismo. En lo que todos los cronistas coinciden es que se trataba de un cauce permanente de agua.

Ya en tiempos prehispánicos el Guiniguada era una referencia, pues marcaba la línea que separaba los dos guanartematos en que se dividía la isla: Gáldar y Telde.

Por ser un lugar con agua y contar con un pequeño palmeral, Juan Rejón decidió fundar el Real de Las Palmas en su vereda.

Si bien el desarrollo de la ciudad comenzó en esta margen del barranco (Vegueta), en el último tercio del siglo XV comenzó a construirse el barrio de Triana, ocupando las dos riberas de la desembocadura.

Las laderas del barranco acogieron los barrios más populares: San Nicolás, San Juan y San Roque, y más tarde, El Batán, Almatriche, Lomo Blanco, La Matula...

El Guiniguada nace en el centro de Gran Canaria a 1850 metros de altura, y durante sus 22 kilómetros atraviesa San Mateo y Santa Brígida para terminar desembocando en Las Palmas de Gran Canaria.

Como dato curioso que muestra su importancia, más de la mitad de la población de la isla vive en la cuenca o en su entorno inmediato.

Aunque hoy no le damos la relevancia que tiene, debemos recordar que el Mercado de Vegueta, el Teatro Pérez Galdós, la Catedral, el Gabinete Literario, las Casas Consistoriales, la Casa Regental o el primer instituto de Enseñanza Media de la isla se ubicaron en su entorno.

El tramo que recorrido finalizó en un espacio emblemático, el Jardín Botánico Viera y Clavijo, conocido como Jardín Canario, visita que quedó pendiente para otra ocasión.

Durante la ruta se pudieron contemplar cuevas naturales y otras galerías excavadas. Aunque ya abandonadas en su inmensa mayoría, atravesando las pocas plantaciones de plataneras que quedan.

También se pudo contemplar el trabajo de ingeniería que ha supuesto construir los viaductos que lo atraviesan.

A la hora prevista los senderistas se sentaron a la mesa, en donde pudieron seguir compartiendo anécdotas e historias y compartir las excelentes viandas que se pidieron.