La imaginación al poder

La imaginación al poder

Poner imaginación en el mostrador cuando el paciente/amigo nos pide algo, para nosotros en las boticas es cosa de cada día. El asunto se complica un poco cuando el imaginativo es quien nos viene con una solicitud. Eso fue lo que me ocurrió a poco de licenciarme y empezar a trabajar en la farmacia. 
El caso es que vino una señora de las que me empezaban a ser conocidas y, muy seria, me pide "un aladino". Enseguida mi cabeza empezó a tratar de recordar todos los nombres registrados de medicamentos por si alguno se asemejaba a aladino. Fui a la cajonera por si el sentido de la vista podía ayudar a la memoria. Le fui mostrando todo lo que se le podía asimilar, pero nada de nada. La señora empezaba a impacientarse un poco, porque no entendía que yo no tuviera claro lo que era su "aladino". 
Obviamente, le pregunté para qué lo utilizaba y la respuesta fue "para dormir y dar de cuerpo", lo que me añadió mayor confusión si cabía. Dando vueltas por la botica, mirando todas las estanterías, de repente mi vista cayó sobre el envase de Manasul y se me iluminó una bombilla: "¿a que va a ser esto?" 
Enseñé a la señora el envase, con dos dedos cruzados a la espalda, esperando haber dado con la solución. "!Eso mismo, sí", me dijo, con gran alegría por mi parte, y siguió: "¿Lo ves? ¡Está clarísimo!  ¡Es la lámpara mágica de Aladino con el genio dentro!" Y me sigue explicando: "un agüita siempre me va bien para ayudarme a dormir y además, con esta voy al baño estupendamente".
Misterio resuelto.
Loreto Gómez Guedes
Farmacia Lomo Blanco, Las Palmas de Gran Canaria